¿Cómo funciona todo esto?

Simple. Voy a dormir y tengo un sueño, luego vengo y te lo cuento.

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Still not Lupus

Campo de fútbol, de noche. Estaba caminando junto con Dr. Wilson hacia lo que parecía ser un hospital cuando divisamos a House molestando a los jugadores de fútbol. Al ver a Wilson, le dijo –Oi, I bet ya fifty bucks I can score from the middle of the court.–
–Oh really? I'll pay to see that.– Le dijo Wilson mientras House se preparaba para patear el balón. Le dio con la pierna derecha (la que tiene jodida, según yo) y la pelota salió con tremenda fuerza hacia la portería, House había metido gol. –Ha! Pay up, Wilson.– Wilson continuó caminando como si nada mientras se burlaba de House que estaba tirado en el suelo, agonizando por su pierna. Seguimos caminando y llegamos al hospital.

Era un hospital extraño, varios pisos pero todos estaban ordenados en círculos concéntricos; entre más pisos subías, más cerca estabas del centro de los círculos. Al entrar me di cuenta de que estaba hecho un desastre. Enfermeras gritando, pacientes corriendo por todos lados, papeles volando por doquier; era un pandemónium total.
Perdí de vista a los doctores y seguí caminando por el primer piso, el círculo más grande, cuando me encontré a mi buen amigo Jamal.

Jamal siempre ha estado algo perdido en su mundo mágico y de colores, donde entidades divinas lo visitan y él es la estrella de la música medieval. Le pregunté algunas cosas que no puedo recordar con exactitud y no me hacía mucho caso, parecía estar ocupado con algo que tenía en las manos. Decidí dejarlo ser. Después de darle otra vuelta al primer piso, encontré unas escaleras muy pequeñas del lado izquierdo, yendo en el mismo sentido que las manecillas de reloj; esto es, hacía afuera del círculo. Subí las escaleras y llegué al techo del hospital, donde encontré a House y Wilson hablando y fumando hierba.

–I don't care what she says, I wasn't there.– reclamó House enojado.
–Of course you weren't there, you self-centered prick!– Se estaba poniendo bueno el asunto.
–Anyhow, it's too late now. I never thought that...– Se quedó con su cara de 'yo lo sé todo' por unos momentos y dijo –It's not Lupus.–
Revelador.
Y entonces me desperté.

* No recuerdo mucho de ayer, creo que no estaba poniendo mucha atención. Si ven a House recuérdenle que le debe cincuenta dolares a Wilson.
Cheers.

Con Lucy en el hotel

*Con este sueño decidí comenzar este blog. Se lo dedico a Lucy.

11 Marzo, 2010
Lucy. La soñé una vez más. Estábamos varias personas en un hotel, lejos de casa. Por azares del destino me tocó encontrármela ahí... Recuerdo que estábamos juntos, con gente de todos lados pero sin saber por qué. Un cuarto de hotel común, dos camas. Ella estaba vestida como la recuerdo mejor y yo estaba vestido de hippie, chaleco de cuero, pantalones bombachos, sin camisa y con una guitarra colgada en la espalda; eléctrica.
Hablé con Lucy durante un rato, se comportaba un poco indiferente conmigo, lo que me sorprendió ya que consideraba que teníamos suficiente historia en nuestros pasados como para que me pusiera un poco más de atención. Me habló de lo fantástico que es el lugar en donde vive, me habló de un muchacho que conocía, mientras portaba una sonrisa que me partía el alma. –Y entonces me dijo que me amaba.– fue lo único que escuché mientras me enseñaba un cuadernillo con firmas. Vi la firma de este puñetas por puro compromiso, luego la vi a los ojos y le dije con falsedad –¡Qué bueno!– No recuerdo qué pasó después con exactitud, pero era hora del evento principal, así que nos salimos del cuarto y pasamos por el pasillo angosto del hotel, doblamos a la derecha al final del pasillo y llegamos a un salón más grande, no había puerta, sólo un hueco para pasar. Dentro del salón, del lado izquierdo, había un estilo de sillón o hamaca colgada de dos tubos. A la derecha pegado a la pared, estaba un piano en donde un tipo estaba tocando una pieza que jamás había escuchado. Me agrada. De frente, estaba lo que parecía ser un túnel por donde viajan los metros. Había también un pequeño escalón antes del túnel y enfrente del escalón, sobre el túnel, estaba algo que parecía ser un gran asador lleno de brasas calientes que estaba siendo supervisado por dos señoras ya grandes que comenzaron a brincar y balancearse, haciendo un ritual silencioso sobre las brasas. También era visible un riel metálico pegado al techo del túnel, con ganchos filosos apuntando hacia la derecha.
Quizás haya sido causa de estas señoras que por medio de sus danzas, el riel comenzó a avanzar y reveló partes del cuerpo de un cerdo, primero la cabeza y luego las patas. Me disgusté ante esta visión tan grotesca y me dirigí al piano, donde comencé a tocar junto con el hombre, por pura diversión comencé a tocar una secuencia de acordes sin armonías y a descargar mi furia en el piano, sin embargo, lo único que escuchaba era una misma pieza perfecta, como una grabación.
Después de un rato me empecé a preguntar qué había pasado con Lucy y decidí ir a buscarla. Aproximándome al túnel del metro vi que a la derecha había un sendero de bajada que tomé para saber qué había al final.
Campos de hierba y un enorme lago se divisaban a lo lejos, hacia la derecha el lago que parecía mar, pero era lago; también había a la izquierda una pequeña casa que parecía estar en ruinas y estaba llena de orificios que muy probablemente fueron causados por balas.
Ahí fue cuando vi a los hombres con metralletas y bandanas salir de la casita hacia mi dirección, así que me regresé enseguida por el sendero. En mi prisa, no le di mucha atención al hecho de ver a Lucy observando flores al costado del sendero, mientras un tipo le decía con cierto aire de manipulación –Ándale, nos podemos ir juntos en el viaje de regreso... Al cabo que el avión no llegará hasta las seis de la mañana, tenemos tiempo de hablar.– Justo lo que yo estaba pensando en decirle cuando la viera. Que curioso. Al regresar al salón, me di cuenta de que ya nadie tocaba el piano y todos estaban agachados alrededor de las brasas, devorándose al cerdo (cocinado, espero) con las manos y a mordidas. Una visión repugnante y salvaje. Me quería regresar al cuarto, pero me encontré a Lucy, estaba acostada en el sillón/hamaca y el mismo tipo del sendero le daba un masaje en los pies; cortejándola y esperando conseguir lo que quería. Sabiendo que ya pasó mucho tiempo y que en mi vida ya no existe la posibilidad de regresar a lo que amaba, seguí adelante. Salí del salón y entre al pasillo que tomamos para llegar ahí en el primer lugar; este pasillo era muy angosto, te tenías que ir de lado para poder pasar, mas a la mitad del camino, había un elevador a la derecha, en donde el pasillo se volvía más espacioso, –Para los discapacitados.– pensé.
Llegando a ese espacio, me encontré con un hombre y una mujer bastante alebrestados, parecía que buscaban algo, en el cuarto. ¿Cómo lo sé? Es mi sueño, fuck off. Lo que ustedes necesitan saber es que estaban exasperados y me querían hacer daño. Agarré la guitarra de mi espalda y le metí un tremendo golpe en la cara al hombre, la mujer se me vino encima y me agaché para esquivarla; entonces salí corriendo y me metí al cuarto, cerrando la puerta detrás de mí.
El cuarto, se veía igual, pero había gente que no correspondía. Una persona acostada en la cama derecha, tapada hasta la cabeza. No sé quién es. Lucy estaba recostada en el mismo lugar en donde estuvimos platicando y fui con ella. No me quería ver a los ojos y no respondía a mi voz. Me entristecí. Inmediatamente escuché mucho ruido del otro lado de la puerta y ésta cedió ante los golpes después de unos segundos. Entraron los hombres con sus metralletas y bandanas y comenzaron a disparar por todos lados como si no hubiera un mañana. Yo, desesperado, me aventé junto con Lucy y la abracé para intentar proveer una cierta protección de las balas. Los hombres terminaron de disparar y cuando volteé la mirada, ya no estaban. Fue entonces cuando una voz comenzó a escucharse en voice over. –Se ha terminado. Los rebeldes han matado al Papa.– Y entró la gente al cuarto, gente humilde con sombreros y ropa desgastada, y hombres en trajes detrás. Entraron juntos al cuarto, seis aproximadamente, y se acercaron a la cama donde estaba el tipo cubierto. Lo levantaron y lo metieron en un ataúd barato y frágil de madera. Ni idea de dónde o a qué hora salió el ataúd, simplemente ahí estaba, sobre los hombros de estos hombres. Tampoco hubo un proceso de meter el cuerpo al ataúd, sencillamente ya se encontraba dentro. Se lo comenzaron a llevar y cuando estaban pasando por la puerta, uno de los hombres se tropezó ladeando al ataúd hacia mi dirección y pude ver al hombre que estaba dentro. El Papa Benedicto XVI, tenía los ojos abiertos y la lengua de fuera; portaba una mueca chistosa y sentí ganas de reír al mismo tiempo que sentía cómo era todo demasiado bizarro. Lucy rió.
Y entonces me desperté.

Cthulu me enseña a correr

Marzo 15, 2010
Esta vez comenzó tranquilo. Iba yo caminando al lado de la universidad, al lado de una avenida transitada, cuando al llegar a la parada de autobús, volteo a la universidad y me doy cuenta de que había una casa excéntrica ahí, así que decidí entrar. Me topé con mi buen amigo Chupitos (definitivamente no es su nombre real) en el piso de arriba y con su pingüino mascota. Como siempre, Chupitos se quejaba de la tecnología y de lo mal que se la pasaba en su casa, me enseñó unas lámparas de su escritorio y me dijo con una preocupación genuina –¡Ya ves! Son brillantísimas. Así no se puede concentrar uno.– Pero yo no le estaba haciendo mucho caso, pues me concentré más en lo que veía por la ventana que estaba detrás del escritorio, en la parada de autobús estaba sentado un enano y arriba había un cable de electricidad con palomas reposando en el mismo; todas equidistantes.
Entonces Chupitos se me quedó viendo y me comentó –Llevamos meses tratando de que se vayan, pero están tercas.– Y le respondí –Tengo una idea, pero no sé si te vaya a gustar. Necesitaré que me la patrocines.– Me vio con felicidad, pero antes de que pudiera decir que sí, el pingüino nos interrumpió con su voz de Sinatra. –De nada servirá, en este lugar no sirve tu intento de pensamiento. ¿Acaso ves a algún ingeniero por aquí? Todos están aprisionados y lejos de aquí.– Pues al carajo, yo tenía mi idea y la iba a consumar. Le pedí a Chupitos un lanzallamas preciso e Isobutano. Mientras me daba todo le inventaba cosas del Isobutano que ni siquiera puedo comprender para que él ignorara al pingüino regordete y feo. Me colgué en la espalda el tanque de Isobutano y me dispuse a apuntarles a las palomas una por una con el lanzallamas. Al disparar, éstas daban un brinquito al mismo tiempo que tiraban una cagada en el suelo, una de ellas le cayó encima al enano y para mi sorpresa, él se dispuso a matarlas a golpes a todas. –Terminé.– Dije triunfante y me fui.
Al salir, me transporté a un lugar diferente donde había mucha gente, si se les puede llamar así, dentro de una casa, casi parecía una granja; no se veían como las personas normales, tenían máscaras o estaban vestidos con cierta excentricidad: calcetas de diferentes colores, sin combinar absolutamente nada, cabellos sucios, pintados, recortados.
En fin, todos conviviendo de cierta forma mientras yo buscaba una salida. Encontré una computadora vieja sobre un escritorio. La prendí y lo primero que vi en la pantalla fueron las montañas de un desierto, más bien, una tierra seca, sin vida; ahí empezó el zoom hasta que llegó al pie de la montaña y pude ver a un granjero parecido al de la pintura American Gothic, que estaba masticando algo mientras tenía una cara monótona, como la de un camello cuando mastica. En lo que prendí la pantalla y me sumergía en lo que veía, pude encontrar a mi madre curioseando detrás de mí, me preguntaba que qué estaba haciendo y por qué. Al voltear a contestarle le vi los ojos falsos y la cara como una máscara. El Gran Cabrón jodiéndome otra vez. Lo ignoré.
Enseguida me di cuenta que ya no estaba viendo la pantalla de una computadora, sino que había entrado a este mundo, junto al granjero, al pie de las montañas desérticas, en medio de la nada. Me dediqué a observarlo. No duró mucho mi tolerancia ya que después de unos segundos comenzó un terremoto, las montañas se separaban y el suelo se agrietaba mientras se escuchaba una voz profunda y maligna desde no sé donde. –Y saldrá de los mares... Y regresará para condenarlos... Y contemplará el sufrimiento y se alimentará de él...– Salió entonces lo que parecía ser Chtulu del suelo, algo que jamás había visto en otros encuentros; tenía cuerpo de humano obeso mientras portaba un traje de lujo y movía su inmensa cabeza tentacular en círculos. El cielo se tornó a un morado rojizo y las nubes se conglomeraron sobre nosotros, las montañas resultaron ser volcanes y comenzaron a hacer erupción.
No sé ustedes, pero yo no necesito más señales de que algo mal está pasando. Salí corriendo como una pequeña niña y el granjero se quedó masticando con la misma cara, no movió un solo músculo. No necesito decirles que fue devorado por Cthulu.
Corrí y corrí hasta que sentí que todo iba pasando. Encontré entonces, en alguna parte del lugar desértico, una casita de madera con un pórtico enfrente y de un solo piso. Entré y me di cuenta de que estaba llena de gente, pero estaban escondidos en los cuartos. Sólo habían tres personas en los pasillos: el padre, la hermanita y la niña endemoniada. Al parecer, esta niña se llamaba Carrie y asumí que era la misma Carrie del maestro Stephen King; el padre y la hermanita me condujeron a una esquina del pasillo, donde debíamos esperar hasta que nos salvaran. Todo esto sucedió mientras Carrie iba de cuarto en cuarto y se escuchaban gritos agónicos. ¿Y estos estúpidos quieren salvarse en la esquina? ¡Ni en mis sueños! Salí corriendo de ahí mientras Carrie se percató de mi existencia y me comenzó a seguir, me sentí un poco más seguro al voltear de reojo y ver que el padre estaba a punto de golpearla con un pedazo de madera justo en la nuca. Cuando llegué al pórtico vi que se había llenado de gente (la misma gente rara de hace rato) en todos lados, todo el desierto los tenía; se aproximaban con terror. Tratando de evitar más conflictos, me subí al techo de la casita y me acosté para que nadie me viera, pero pensé que de lejos sería aún más fácil verme. Mientras me preocupaba por esto, mi punto de vista cambió a tercera persona y me fui alejando cada vez más en un zoom out que dejó a mi disposición el panorama desastroso donde sabes que algo grande, sangriento y doloroso está por suceder en esa casita de madera.
Y entonces me desperté.

El sistema

Muchas veces tengo sueños con lugares o personajes recurrentes. Siempre había batallado para ponerle nombre a las caras y/o lugares para así recordarlos mejor y tenerlos en la mira. Quiero agradecer al Chepops por algunos nombres para estos personajes que descubrí el también los encontraba en sus sueños (aunque ligeramente diferentes) A continuación una breve lista de los más importantes y recurrentes:

  • El Gran Cabrón (El Aquelarre): Es la entidad que usualmente se parece a alguien que conozco y confío, tal como mis padres, mis amigos, entre otros. Sin embargo, El Gran Cabrón es un hijo de puta, me engaña a confiar en él sólo para apuñalarme por la espalda, desconfiable. Usualmente cuando me doy cuenta que es él disfrazado de alguien que conozco (se ven los ojos como hoyos negros y la cara se ve flácida) éste transfigura a su forma real, que es un híbrido entre el fauno del Laberinto del Fauno y al Gran Cabrón, pintura de Francisco de Goya.
  • Doppelgänger: Es mi otro yo, mi doble en los sueños. Lo veo como yo mismo, casi siempre con una cachucha roja y un piercing en la ceja y otro en el labio inferior; pantalones desgarrados y camiseta roja, es relajado y siempre esta en tono de burla. Inofensivo, pero no me da mucha confianza. Su aparición no es muy seguida en mis sueños.
  • Cubo de la soledad: Hay un edificio de unos tres pisos en forma de U invertida flotando en medio de la nada. Un spotlight está aluzándolo constantemente y alrededor no hay nada, más que espacio negro. Usualmente cuando sueño esto, comienzo dentro del edificio en un cuarto blanco y por alguna razón u otra salgo volando de ahí para encontrarme con unas pequeñas tablillas clavadas en la pared en un rincón del espacio negro. Una tablilla para sentarse, muy angosta y pequeña y otra tablilla más arriba para agarrarse, de las mismas dimensiones. Desde las tablillas puedo ver el edificio y el entorno negro y vacío; siempre me imaginé que este lugar tenía forma de cubo, por lo que le llamo el cubo de la soledad.
  • Elías: Es una calle interminable y ancha, con casas a los lados y algunos bosques cercanos. Me siento seguro en ella y hay gente conocida cuando la sueño. Nunca la encuentro vacía.
  • La escuelita: Es una escuela de cientos y cientos de pisos, montañas y mares alrededor, águilas y comida barata siempre están cerca. No hay elevador.

*En todas mis entradas usaré un alias para las personas, a menos que no quiera usarlas. Supongo que no importa.

Willy Wonka y la fábrica de chocolates

Marzo 14, 2010
No recuerdo bien cómo empezó. Estaba yo con tres personas, supongo que eran amigos míos, en una feria sin juegos, parecía más una quermés llena de gente y de ruido, en un campo. Habían varios puestos de diferentes cosas: de cuántos hot dogs puedes comer del tanque de agua en tal tiempo, atínale la herradura al caballo salvaje, etc. Después de caminar durante un rato admirando todas estas cosas, llegué al final de la feria donde había una cochera gigante que ya había visto varias veces, era igual a la de mi casa pasada sólo que diferente a la vez, se abrió y del otro lado se podía observar lo que parecía ser una fábrica oscura, probablemente abandonada. Entramos los cuatro y volteamos hacia arriba, la fábrica parecía tener muchos pisos, sin embargo era muy angosta. Había maquinaria pesada, torres de destilación, reactores, todo lo que una fábrica pueda tener, mas lo sucedido fue en los pequeños corredores de metal agujerado que son utilizados para que las personas controlen ciertas funciones de las máquinas, o para mantenimiento, qué se yo.
Al comenzar a subir por las escaleras de metal, me di cuenta que había alguien más arriba, bajaron hábilmente dos entes por las escaleras y nos encontramos frente a frente en uno de los pasillos. Parecían humanos, pero no lo eran. Sus cuerpos eran alargados y tenían una lata en sus cabezas, pegada a la lata, una foto de la cara de una persona para hacerse pasar por humanos. Uno tenía la cabeza de Owen Wilson enojado, y el otro de Jensen Ackles. Desenvainaron espadas y nos comenzaron a atacar al mismo tiempo que les dije a mis amigos que atacaran de vuelta; más vale morir peleando. Y así pasaron varios minutos, golpeando y esquivando; obteniendo cortadas de repente. Uno de mis amigos fue herido gravemente, de seguro cayó muerto, los otros dos seguían peleando contra Jensen mientras que yo luchaba con Owen enojado. Golpes directos en la cara y parecían afectarlo, él perdió la espada unos momentos antes y aproveché para dejar de esquivar tanto y enfocarme en el ataque. Durante mi concentración en la pelea pude apreciar que Jensen había muerto y mis amigos ya no estaban en ningún lado. Me asusté y descargué toda mi furia contra Owen, derribándole la cabeza de lata y dejándolo muerto en el pasillo.
Procedí al siguiente piso donde encontré un sauna de mala calidad, habían hombres y mujeres cubiertos con toallas. Encontré a mis dos amigos en un cuarto privado del sauna que tenía una puerta transparente. Cuando comencé a agredirlos verbalmente para reclamarles el abandono, uno de ellos señalo a mis espaldas y gritó –Cuidado!– Volteé sólo para ver que lo que parecía ser una de esas calcomanías de plástico que se pegan a los vidrios y sin embargo no tienen pegamento alguno volaba a toda velocidad hacia nosotros, entonces cerré la puerta rápidamente y la calcomanía se estrelló contra ella, dejándola inservible.
Terminada la discusión con mis amigos (que no recuerdo con exactitud ya que fue extremadamente corta) salí del sauna y baje los dos pisos que subimos en la fábrica. Regresé a la feria y descubrí que todo seguía igual; era como una secuencia que se repetía una y otra vez: un eterno loop.
Y entonces me desperté.